
Mucho más simple: Se presentaba al aire libre, y de forma gratuita, frente al obelisco, la Sinfónica de Berlín, con una selección de obras de Beethoven, Brahms, Grieg y Piazzolla, y dirigidos por el argentino Jorge Uliarte.
Una de las últimas canciones del concierto, fue el Vals Danubio Azul. Algunas parejas comenzaron a bailar románticamente, así como algunos padres y madres, intentaban enseñarles el ritmo vienés a sus hijos.
Frente a mi, apareció un caballero de unos 60 años o más. Se acercó a una madre de unos 40 años, y le dijo: "Bailás Conmigo?". Ella contestó "Y.. porque no" y comenzarón con el Vals. Dos desconocidos, en plena 9 de Julio, bailaban al ritmo de Strauss.
Ya no importaban las familias sentadas en el suelo, los jovenes y sus cervezas, la gente con sillas de playa, o las frazadas en plena via bonaerense. Y aunque ellos no hablaron mucho, se miraban. Y bailaban.
Cuando terminó el vals, el caballero se despidió de la señora, y se sumergió de vuelta en la masa de personas de donde habia aparecido.
Seguramente, nunca se volverán a ver, pero simpre tendrán para ellos ese vals. Ese Danubio Azul que compartieron con un extraño, en plena Capital Federal.